Qué gusto estar por fin en la calma,
en el mar, sin moverme, sentado,
escuchando como rompen las olas
en paz, sin dolor, desocupado,
imaginando los tristes problemas
de las distintas familias a mi lado,
unas en guerra, otras en calma,
igual que las olas en estragos.
Qué asco la calma asquerosa,
asco la paciencia inmerecida,
asco la espera para algo malo,
para que venga la sal de la ola
y sin querer le pegue un trago.
Asco la mar indolora
asco la calma sin prisa,
asco dolor interno presente
por esperar asco a deshora.
Otros poetas aconsejan
no esperar nada de nadie,
mas yo prefiero esperarlo
si prometió ser esperable,
y si no cumple su palabra
por lo menos poder quejarme.
La mar me prometió la calma
y me pareció aburrida esa promesa,
preferí un mar del revés,
una agradable mujer de tormenta.
El mar del revés es lava,
el infierno, fiereza.
Veo necesario meterme en fuego
para apagar esas impurezas.
No digo cometer error,
pero sí subsanar con belleza
la maldad del aburrimiento anterior,
no permitir que jueguen con mi cabeza.
Defender mi salud mental,
sin excesos, con buena paciencia:
el sexo va ligado al amor,
y mi sexo sentido me dice
que han querido matarlo con torpeza,
con exceso de calma de la que se prometió,
con aburrimiento en su más horrible esencia,
intentando no solo apagar mi amor,
sino a mi por completo, en entereza.
No rechacé la espera si había amor,
no rechacé nada aún habiendo guerra,
pero tanto me aburrí con ausencia e intencionado dolor,
que siempre preferí a la mujer tormenta.
La misma mujer:
dos en una, una en dos,
una, aventura, la otra, tristeza.
¿Quién considera que esto está mal?
No es malo vivir con fuerza,
evitando la opresión a quien soy:
Un poeta que cree en la desexualizción del amor
y en la sexualización cuando le apetezca.
Que puede razonar para dos
cuando ama y cuando piensa,
pero que cuando está solo
razona para sí mismo y sus letras.
El amor sin sexo es cierto,
pero puede ser aspereza.
El exceso de comida es malo
causar hambre por ese motivo es vileza.
Si algo quita las funciones vitales
lo rechazo de primeras:
comer, dormir, y amar
y con amor unirse,
como si nada más hubiera,
siempre y cuando haya respeto
y no lujuria a ciegas.
José Daniel Martínez es un músico, escritor y modelo murciano, además de profesor de Literatura y teórico en Lingüística. Nació en Alcantarilla, Murcia en 1996 y desde muy joven mostró su interés por la música. A los 14 años empezó a tocar la guitarra y a cantar en bandas de rock.