Tú que crees en el respeto,
tú que crees en la mujer,
tú que crees en sus derechos,
tú que crees en el placer,
mi religión es la mejor
y nadie nos abandonó.
Tú que te enfadas por lo que pierdes
en este mundo terrenal,
tú que lloras por lo que aquí no tienes
y que quizá jamás tendrás,
tú que te quejas de lo que en esta vida
es una enfermedad terminal,
mi religión es la mejor
y nadie nos va a abandonar.
Yo que alardeo de que soy pacífico
si se me antoja te meto un guantazo
porque tengo derecho a luchar
a los enemigos de mi fe a trompazos.
Bueno, a trompazos no,
pero como eres el demonio
ni te hablo.
Yo que estudié en los lugares
más privados y de más educación
te puedo enseñar a comportarte,
¡hijo de puta!, ¡so cabrón!
Yo que disfruto aguantando
esos placeres de abajo
me acuesto con quien pillo,
pero ojo, de vez en cuando.
A mí que me premia la cumbre
soy humilde, es mi condición,
alegremente les digo:
1¿quieren ser como yo?
Pues es muy fácil:
pongan buena cara,
sonrían,
digan que están felices
aunque sea mentira,
uf, ¿he dicho mentira?,
quería decir verdad.
No tengan un ápice de terquedad,
que nosotros de eso no tenemos,
solo tenemos seriedad
y la razón absoluta
en todo hasta el final.
¿Para qué quieres funciones vitales?
Lo que está de moda ahora son las mortales,
que te permiten ser sumiso ante toda aberración,
si las cumples estarás bajo todas las órdenes
de *quién se yo.
¿Para qué comer teniendo el ayuno?
Comer es de pringaos diabólicos inoportunos.
¿Para qué desear teniendo la abstinencia?
El sexo es demoníaco
si lo haces a la pata coja…
¡Continencia!
¿Para qué vivir teniendo otra vida más importante?,
Le doy más importancia que a la mundanal aberrante.
Total, esta vida importa menos que la eterna,
solo importa como te portes de bien en ella,
yo me porto genial,
cuando no, pues no necesito pedir perdón,
paso por debajo de unos cuantos arcos
y me castigo dándome fuertes golpes
con vocación,
¡no entiendo por qué una vez
se me rompió el esternón!
Creo fuertemente en el mayor sentimiento:
el amor eterno en vida, sin remordimiento.
Por eso me gusta enamorar con las palabras,
transmitiendo mi amor a mi amada
para luego darle el hachazo o la espada,
cortar con todo lo bueno,
que crea que la única salida
es la Verdad (que ni yo me la creo).
Uy, he dicho eso en alto,
quería decir «que es lo bueno».
Bueno, bueno, da igual,
total, me dan el mismo premio.
A ver, que yo me la creo,
que es mi amada la que no se la cree.
A ver, que no es cortar lo bueno,
que es cambiar a mejor para el cielo.
A ver, que no hay machismo,
que es bondad del hombre hacia la mujer.
A ver, que la sumisión no es mala,
es característica de la misma con sensatez.
Si soy mujer debo llevar cuidado,
todos los hombres quieren sacar provecho,
haré como que no soy mujer
y ocultaré mis instintos a más no poder.
Si soy hombre no tengo nada que perder,
ocultaré el provecho y sacaré el placer,
pero ojo, siempre sin decirlo,
diciendo lo contrario a lo hecho,
total, haré lo que la gana me dé
y lo ocultaré.
A los que verdaderamente quieran ser buenos
y seguir la verdad verdadera de mi religión
les bajare los humos, total, la verdad es
camuflada en mentira sin ton ni son.
Eso nos gusta hacer a nosotros,
embadurnarla en tradición,
y atacar al que no se la crea,
¡los fines de semana fiestón!
Decimos creernos cosas,
que van contra nuestra interpretación.
Pero la interpretación no la cambiamos,
creemos creer en lo que poder creer
no podemos, no.
Nos apartamos de los nuestros si argumentan
con juicios morales, 2no de valor,
sino con la intención de cambiar a mejor,
porque lo mejor somos los que sin cuestión
aceptamos lo que nos dicen y no aceptamos
cambio, nos gusta el sin sabor.
Si alguien cambia y es bajo nuestra condición,
entonces lo acogeremos, al no ser que no nos guste
su acción,
pues decimos no juzgar por los hechos,
pero juzgamos hasta por su voz,
salimos siempre maltrechos,
al fin y al cabo,
sin saberlo…
no seguimos….
nuestra religión.
*Quién se yo: No sé quién.|1. ¿Quieren ser como yo?: alardea de ser muy humilde, algo contrario a la humildad.| ¿2. No de valor: no soy juicios de valor.
José Daniel Martínez es un músico, escritor y modelo murciano, además de profesor de Literatura y teórico en Lingüística. Nació en Alcantarilla, Murcia en 1996 y desde muy joven mostró su interés por la música. A los 14 años empezó a tocar la guitarra y a cantar en bandas de rock.