Una espalda donde descansar

Somos de alma débil,

y al final del día

siempre necesitamos

una espalda donde descansar.

Somos valientes cobardes

sin llegar a dormir

nos atrevemos con abrazos

pero a dormir sin mas.

Somos eufóricos,

tan alegres al despertarnos

sin abrazo tierno

echando de menos los cuerpos

queriendo seguir el compás.

Somos ese compás dejado

la noche anterior

cuando un cuerpo abrazado en otro

era una espalda donde reposar.

Somos el sueño de aquella noche

el preciso momento del REM

en el que tus ojos

se fijaron en los míos.

Somos la inspiración

de cada una

de nuestras historias.

Somos el permiso a lo corporal

justo después de abrir el corazón

y operar sin bisturí,

sin temor al dolor.

Y al fin y al cabo…

seremos

y somos…

*dos tanto…

que se amaron tontos.

*Dos tanto… que se amaron tontos: dos tontos que se amaron tanto (la alteración del orden intensifica la unión de dos en uno con la palabra «tanto»).