Pacto de miradas

¡Pura vida, dime si es posible no aferrarme a esos ojos!

que desde que no los veía pasaba mil estragos…

¡Pura vida, dime si ese pelo va a ocultar tu rostro

más segundos porque necesito apartarlo y verlo.

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¡Pura vida, dime si abriste el cerrojo a los sentimientos

de amor propicios del instante preciso y exacto!

¡Pura vida, dime si esa boca me dirigirá palabras blancas

a un alma apagada y entristecida en una noche sosegada.

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¡Pura vida, dime si me amas!

¡Pura vida, dime si me quieres!

¡Pura vida, dime que me esperas

hoy igual que ayer me esperabas!

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¡Pura vida!, te vi cruzar la calle

buscando mis brazos

esperando abrazarte,

y noté como querías

repetir lo de ayer

acurrucarte

en mí y decir

todos tus deseos

desahogarte.

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Pura vida, pocas veces hemos hablado

pero ya comprendes mi habla

y entiendes que te he esperado.

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Fue un momento inaudito

en el que los nuestros ojos se cruzaron

mentalmente se nos vino un grito

nos habíamos enamorado.

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Desde entonces

mi única ambición fue amarte,

cruzar otra vez

de lunes a domingo,

luchar por revivir

el concepto de pareja

que en este tiempo ha decaído.

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Seguí cruzando la calle

pero no volví a verte,

mas no me importa

porque te veré

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y sé que me corresponderás

con una tierna mirada

y tu ligero paso azucarado.

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Tenemos un pacto de miradas

y esos pactos… jamás se rompen.

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Las miradas no se rompen, pura vida,

¡ahora nos estamos mirando!, alma mía,

¿ves?, ya nos hemos visto.

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Ahora te estoy recitando mis versos

y conforme se acaben… nos besaremos.