¿No tienes ganas?

¿No tienes ganas de volver a sentirte al límite?

De no tener ni un minuto de tranquilidad,

de quitarle al coche los frenos,

de ir cuesta abajo y cayendo,

a punto de derrapar y chocar,

de estar en el mismo momento

del choque en el que se rompen los huesos,

o justo antes,

cuando sabes que va a doler,

cuando sabes que te va a matar.

De girar el volante y derrapar,

de repetirlo en la siguiente curva,

de que sea yo el que conduzca

y lleve todo al siguiente nivel.

De la dilatación de las pupilas

ante la atracción de lo pasional,

de la atracción corporal visceral,

de la puramente mental,

de dar de lado a la hipocresía,

de dejar de creer mentiras,

de hacer verdad las que yo te cuento,

de cumplir lo imposible

de vivir del recuerdo.

¿No te dan ganas de eso?

No me contestes,

ahora que lo pienso,

mejor que durmamos,

que nos veamos en sueños,

pero cuando despiertes

contesta mil veces

con sueños en vida,

con miles de besos,

con la marca infinita

del amor: con un beso.