La mano de un bebé

No quiero ser un profesor mediocre,

sé que los hay buenos y yo quizá

no llegaría a su calidad ni de roce.

Quiero notar el tacto de la pequeña mano

cogiendo mi dedo gordo, después de haber

encontrado a la mujer definitiva

y haberla agasajado con el amor que se merecía.

No quiero vivir como otros me decían,

mas quiero ser artista y gastar en el arte mi vida.

Quiero más que el arte ese amor

y esa mano comedida

de un hijo que a su madre la mira

como quien aún no ha tenido herida.

Quiero estudiar y leer como si me fuera la vida en ello,

y disfrutar de lo que hago aunque no me sirva,

mas también quiero despertarme en desvelos

y encontrarme a esa mujer altiva

despierta por notar mi no conciliar sueño.

Que no sea otra la que me lo quite,

que solo me lo quite ella

y que cuando despierte

me la encuentre viendo

a esa pequeña mano

esta vez en sus dedos.

Ojalá el lloro no nos interrumpa

cuando sigamos soñando por esa mano,

que nuestros sueños sean el soñar

de ese corazón nuevo y calmado.

Calmado por unos padres buenos,

que son así porque soñaron

y que en la vida no compitieron

solamente, con arte… la dibujaron.