Érase un rey que tenía tres hijas

Érase un rey que tenía tres hijas,

las metió en tres botijas,

y las tapó con pez.

Las tres hermanas lamentaron

tener un padre tan malvado,

la primera gritaba fuerte pidiendo ayuda,

la segunda golpeaba

con su cuerpo a la botija,

la tercera empujaba

desde dentro a la botija.

Fue esta última la que consiguió

que la botija cayera y se rompiera,

y decidió ayudar a la segunda hermana

rompiendo su botija con una roca.

Estando las dos hermanas fuera

escuchaban los gritos de la primera

y decidieron no ayudarla

por ser esta la más guapa

y estar ella prometida.

Las hermanas se presentaron

ante su padre para pedir explicación

y este fue corriendo a romper

la botija de la primera hermana

y les dijo:

Esta prueba que os he puesto

solo una la ha superado,

toda mi herencia

quedarán en manos

de la futura desposada

y vosotras dos

no veréis ni un real

por saber qué jamás

prestaréis la buena ayuda

y que solo ayudareis

por intereses particulares.