El poema que jamás escribí

 Jamás me atreví a continuar la oración,

dejé el poema a mitad del verso escrito,

era precioso, magnífica poesía herida,

tenía alma noble y corazón sincerísimo,

era la vida que dejé a medio hacer,

los versos que nunca escribí,

las noches que siempre soñé,

los días que nunca viví,

la mujer a la que nunca amé,

bueno sí, o no lo sé,

a veces puede que sí.

¿Continué el poema?

Tampoco sé.

Solo sé que lo que quema

es parte de el mismo escribír,

mas no continué el versar

y me paré a medio sentir.

(Caligrafía que no es mía

aparece sobre el papel,

me hipnotiza y me invita

a escribir algo tal vez).

Ahora sí, no continuó el poema,

se pararon los versos,

pero cuidado que un día tropiezan

y comenzamos una novela

aunque sea sin esos.