Aquel verano de la cuerda rota

Eres tú quien recordó aquel verano de la cuerda rota

en el que la guitarra desprendía agradables notas

y los niños las oían relucir,

que cuando mayores se hicieran

ellos mismos las producirían,

como con el cultivar una vid.

Sembrando notas para recoger unas nuevas,

las nuevas muy seguidas de las anteriores

si la velocidad era la adecuada, la buena.

Notas que eran meras interpretaciones

de algo más profundo, de las letras,

letras de amor, desgajadas,

inoportunas por no ser como lo que suena,

que poco se sabe de una canción

si uno no se fija en la letra.

Las canciones son una forma más

de expresar lo que uno siente,

cualquiera puede hacer una

en un momento reluciente.

Cualquiera puede ser poeta

o ser músico, no intérprete,

cualquier tiene el derecho

a expresarse como quiere.