Nuestro amor era…

Nuestro amor era una montaña rusa ascendiendo,

preparándose para bajar en cualquier momento.

Con tiernos besos ascendía, con caricias aún más,

llegó a la cumbre un día y el mismo día intento bajar.

Bajó el amor por la montaña rusa hasta un precipicio,

me empujaste al vacío con dos amores en un solo amor,

me mantengo en el absoluto vacío pero llevo conmigo

lo único que necesito:

a tu amor vivo en el recuerdo infinito

que permitirá que ascienda

algún día hasta ver luz.

Su belleza exterior me animaba por fuera,

su belleza interior me enaltecía por dentro,

ahora digo: no se si recuerdas

que estamos hechos para el frío

y el calor y para toda condición.

Para subir y bajar montañas

rusas, españolas o tu espalda.

Para comer lo que más nos apetece,

la fruta prohibida hasta que arda,

hasta que queme y duela,

hasta que el hasta

se convierta en siempre,

dolor de la pasión infinito,

regodearnos de nuestros instintos.

Pero estábamos hechos para todo:

los besos, las despedidas,

las subidas y bajadas

de ánimo irracional.

Pero estábamos hechos para nada:

tu mano en un beso mío,

tus dedos entrelazándose en mi mano,

buscarte una excusa

para que nada fuera a más.