Jamás la obligué a quedarse
a la luna que viene y va,
nunca le recriminé al sol
que a ella me la escondiera,
mas no por ello no la eché
de menos cada vez que luz
me amenazaba con irla.
La luna, tan juguetona,
se escondía sin dejarme
que la apreciara, que viera
noches llenas de paciencia.
Siendo observador de lunas,
pensando en que me quisiera,
le dije «nunca te fueras»,
como si alguna vez esta
se fuera a ir, no quisiera.
Pensando, escuchando lunas
pensé: una vez estuviera
besándola cada noche
de su absoluta tristeza.
Pensando me olvidé que era,
pues supuse que era inútil
querer quien no te da estrella.
En las noches me encerraba
para no tener que verla.
Cada noche acuchillaba
en mi pecho con tristeza.
Cuanto amé, cuanto la amaba,
en una noche encerrada
y en sus tormentas de pena.
Sin querer perjudicarla
la volví a ver en tristeza,
supuse que le hacía mal
y nunca más volví a verla.
Cuanto la amé, cuanto la amaba
en una noche cerrada
y en sus tormentas de pena,
tanto la amé y la amaba
que sin querer quise querer,
maldito, quise poseerla.
Amar sin poseer a luna:
lo mejor que hice por ella.
Que a nadie le nieguen luna,
cada cual tiene una llena:
una pasión muy certera.
Y nadie merece en vida
perder como yo perderla.
José Daniel Martínez es un músico, escritor y modelo murciano, además de profesor de Literatura y teórico en Lingüística. Nació en Alcantarilla, Murcia en 1996 y desde muy joven mostró su interés por la música. A los 14 años empezó a tocar la guitarra y a cantar en bandas de rock.