Si el mar procurara tu bien
se encargaría de mecerte
siempre a algún bueno lugar,
pero el mar no te lleva solo,
mas el mar te obliga a nadar.
El bien lo procuras tú mismo,
el mar no te hace ni bien ni mal,
mas la marea que la procura
el viento (y el sol tras la luna),
te podría llevar a buen puerto
o a cualquier otro lugar.
No te fías de la marea
hasta que el viento
te prometa un buen estar,
entonces te fías del viento,
de lo que tanto te prometió,
pero el viento como es siniestro
cambia de un día a otro sin más.
Te fiaste del viento
antes de saber que era viento
y que cambiaba de parecer,
y ahora que lo sabes
el viento con más viento
se aventea en el anochecer.
En la noche es el viento
el que se mueve con el miedo
y el que no te deja dormir
ahogándote por el cuello.
Hay alguna ocasión
en la que no te atreves a nadar,
y el miedo a luchar contra el viento
te aventea a donde te lleve el mar.
Quien deja que lo lleve el viento,
quien hace esa triste elección,
deja que toda su vida,
la elija un mal soplador.
Si el miedo sopla a la vida,
la vida, que es siempre amor,
pasa a ser menos vida
a ser miedo, y ser terror.
Hay gente a la que le da igual la herida
que la asumen por temor,
y cuando encuentran a algún valiente
lo machacan con su miedo,
provocándole frustración,
no vaya a ser que esa vida
haga algo que ellos no hicieron,
no vaya a ser que esa vida
viva sin el miedo al miedo.
Inducen el miedo subconscientemente,
te hacen sentir que lo sientes:
miedo a soñar,
miedo a escribir,
miedo a leer,
miedo a vivir.
Y cuando te inducen el miedo
intentan controlar tu mente:
vete hacia allá,
vete hacia allí,
vete hacia acá,
vete sin mí.
Tanto que los creías en tu vida
y con miedo se divierten,
como el niño con la hormiga
pisándola hasta darle muerte
que amenaza a la otra
para ver si corre esa suerte.
El miedo vence a la vida,
el miedo vence al amor,
varias cosas vencen al miedo:
la muerte y el dolor,
el dolor que mal avisa
de más miedo sin ton ni son.
Dejar de sentir el miedo
es solo para valientes,
pero cuando tanto se siente
prefieres seguir camino
mirando por anteojeras:
lo recto que te indicó el miedo,
no vaya a ser que revuelva.
José Daniel Martínez es un músico, escritor y modelo murciano, además de profesor de Literatura y teórico en Lingüística. Nació en Alcantarilla, Murcia en 1996 y desde muy joven mostró su interés por la música. A los 14 años empezó a tocar la guitarra y a cantar en bandas de rock.